Vivimos tiempos complicados y de cambio, aunque este último sea lo único constante en todo momento. En pleno boom de la era digital hemos visto cómo una pandemia ha explotado en todo el mundo y nos ha obligado más que nunca a recurrir a soluciones digitales. Sin embargo, ya hemos dicho que cambiar es una constante, y es que se está viendo un fenómeno que es totalmente opuesto a la digitalización.
Muchos comercios están solicitando más que nunca los servicios de imprentas especializadas. Está volviendo el buzoneo, están volviendo los repartos de panfletos que estaban cayendo en el olvido. El mundo al revés, que dirían, pero una realidad que nos envuelve a todos y que, otra vez, nos lleva más que nunca a mirar a nuestros buzones para enterarnos de qué nos pueden ofrecer las tiendas.
El buzoneo golpea con fuerza.
Así es. Las empresas de reparto de publicidad están teniendo más trabajo que nunca debido a este inesperado aumento del volumen, uno que viene genial a un sector que ha permanecido quieto durante meses debido al confinamiento. Las tiendas de todo el país están retomando su actividad y aumentando su agresividad, por lo que están buscando la mejor forma de aumentar su presencia a ojos de los consumidores. Más rótulos, más folletos, más contenidos visuales y más impresiones.
La demanda se ha disparado en las imprentas y, también, en los servicios especializados en el reparto de todos estos materiales. Porque, cuando se elabora un folleto publicitario y se distribuye, hay toda una cadena de trabajadores y de negocios de por medio. Desde la tienda en un extremo hasta el consumidor en otro, hay todo un camino que va por el diseño, la impresión y la distribución. Una cadena que se ha visto enormemente potenciada en estos últimos meses.
Por eso mismo las empresas de buzoneo están en mejor estado de forma que nunca. Su volumen de negocio ha crecido exponencialmente en muy poco tiempo ante semejante incremento de demanda, y eso les permite afrontar estos tiempos complicados con mucho más optimismo. Hay más trabajo, hay más cliente, hay más ingresos y, por ende, hay más beneficios que apuntalan su estabilidad y les permiten seguir activos más tiempo a pesar del difícil panorama que hay en todo su alrededor.
¿A qué se debe el aumento de la demanda?
Que haya tanta necesidad de buzonear y de repartir publicidad es algo que tiene un origen muy claro. Muchos comercios han tenido que cerrar sus puertas a cal y canto , lo que ha supuesto un descenso crítico en su facturación. De hecho, a raíz de esto, se han dado incontables casos de negocios que se han visto destinados al cierre al no poder seguir adelante y subsistir. Como decíamos anteriormente, están siendo tiempos muy difíciles para todo el mundo.
En este contexto, todas aquellas empresas de comercio que han retomado su actividad han tenido que reforzar al máximo sus campañas publicitarias para llegar a más personas. Al mismo tiempo que están lanzando ofertas muy agresivas para incitar al consumo y así poder mantener su volumen de negocio, también están haciendo todo lo posible por acercarse al máximo a la audiencia por todas las vías que puedan.
En efecto, una de esas vías es la del papel, la del envío físico y directo al buzón. Lo cierto es que mandar panfletos publicitarios a los consumidores, si bien es cierto que es algo realmente antiguo, también suele conseguir bastante efecto. Es muy habitual, de hecho, que lo que se envíe sean catálogos, ya que así el posible cliente tiene acceso directo al listado de productos y sus precios, y sin siquiera tener que salir de su casa.
Algo que estaba perdiendo terreno debido a una mayor apuesta por las soluciones digitales y los folletos y catálogos online, pero que ahora ha vuelto a la actividad por la necesidad de aumentar la presencia y acercarse al máximo al público. Buzoneando se tiene la garantía de que el consumidor verá directa o indirectamente lo que se le ofrece, y lo cierto es que hay una mayor probabilidad de conseguir la conversión deseada y desembocar en la venta que se busca.
Publicidad digital vs tradicional
Con este incremento, los buzones vuelven a recibir más papeles y panfletos que nunca. Una imagen que estaba empezando a desaparecer y que vuelve a nuestro día a día como ya lo hiciera hace más de una década. Es un claro contraste con lo que proponen las soluciones digitales, aunque también guarda cierta similitud con ellas. A diario, la publicidad nos bombardea mientras navegamos por internet, y eso hace que el usuario cada vez preste menos atención a esta publicidad.
Esa está siendo otra de las grandes razones del retorno del formato más tradicional, el de la publicidad directa al buzón. Con semejante bombardeo digital, el público empieza a causar un importante rechazo a esta forma de publicidad y da más valor a algo que, precisamente, ya tenía antes. Esta situación han sabido verla venir muchas tiendas y comercios en general, y eso, sumado a la necesidad de fomentar las ventas, ha desatado una tormenta perfecta.
Aun así, cabe decir que la publicidad tradicional también tiene ciertos aspectos en contra, siendo el primero de ellos su sostenibilidad. La «publi» digital no necesita papel ni impresión, lo que deriva en un ahorro y también en la reducción de emisiones, cosa que no se puede decir de los folletos con catálogos y la publicidad que se deja en buzones.
Pero, a pesar de eso, siempre consigue lo que se busca de ella, que no es más que invitar a la compra, informar al consumidor, recordar la presencia de la marca y, por supuesto, hacer que el volumen de negocio crezca. Es algo favorable para el comercio, como también lo es para todos esos intermediarios que hemos mencionado antes. Sí, ha vuelto el buzoneo, y lo ha hecho por el bien de muchos.
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